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La pasión es una de las cualidades que nos caracteriza como equipo de trabajo, y el motor que hace funcionar cada una de nuestras ideas buscando potenciarlas para mejorar el desempeño de las personas que forman su empresa.

La pasión es una de las cualidades que nos caracteriza como equipo de trabajo, y el motor que hace funcionar cada una de nuestras ideas buscando potenciarlas para mejorar el desempeño de las personas que forman su empresa.

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  • 14feb

    Trabajar o ser eterno estudiante ¿Trabajar o ser eterno estudiante?La realidad golpea a nuestros jóvenes recién graduados: según las últimas estadísticas, la mitad de los menores de 25 años de nuestro país no tiene trabajo. ¿Cuáles son sus alternativas? El abanico no es muy amplio: probar suerte en el circuito laboral local con trabajo de baja cualificación; buscar un empleo más allá de nuestras fronteras; o continuar su formación, bien a través de másteres o posgrados o de cursos, en espera de que la situación mejore.
    La actual coyuntura económica dura ya demasiado, y este término empieza a perder su connotación temporal. El mercado laboral es cada vez más competitivo y más exigente con sus aspirantes. Si hasta hace unos años haber completado un máster era el elemento diferenciador, hoy en día hay un alto porcentaje de candidatos que optan a un puesto de trabajo que ya cuentan con uno, o incluso con dos posgrados.
    Pero la formación actual prosigue el esquema clásico de división entre lo teórico y lo práctico, como si ambos estadios no formaran un todo. No sé ustedes, pero yo desconfiaría de una oficina donde unos empleados se limitan a pensar y otros a ejecutar; donde los primeros son incapaces de llevar a la práctica sus planes, y los segundos de explicar por qué hacen lo que hacen.
    Numerosas investigaciones demuestran que la diferencia entre un buen trabajador y un trabajador excelente se encuentra en aspectos no estrictamente relacionados con su conducta laboral. El pensamiento out the box, la empatía con el cliente, una actitud calmada ante las urgencias imprevistas o la combinación adecuada de facilidad para el trabajo en equipo y autonomía son características que difícilmente se adquieren en un aula. En clase no puede crearse el ambiente necesario para que tales conceptos florezcan de forma natural, pues al final, la única y verdadera aula válida, realmente válida, no es otra que la vida real.
    Ha llegado el momento de reclamar una formación integral, que permita al estudiante zambullirse en la actividad real de una compañía; superar la enseñanza sobre el papel, donde hipotéticos problemas reciben soluciones no menos abstractas. El mundo laboral es pragmático y tangible, y su dinámica y sorprendente actividad no puede constreñirse sobre el papel: tiene que ser vivida, experimentada.

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